viernes, 22 de mayo de 2015

La Humanización de la técnica

Cuando se habla de la humanización de la técnica, el termino "humanismo" se toma desde un punto de vista exaltado y bueno en otras palabras los humanístico, se refiere al ideal de persona (casi perfecta) que se desarrollado históricamente, entonces si se habla de "humanizar la técnica" se esta hablando de hacer la técnica más humana y como se explico antes, eso sería igual a decir hacer la técnica más acorde a los valores éticos de la sociedad.

La técnica constituyo la primera manifestación que lo separó de los demás animales, desde que el hombre empezó a utilizar herramientas la técnica surgió. Está a su vez fue una adaptación biológica, ósea fue parte de la evolución, entonces en desarrollo de la técnica también debe considerarse como una característica antropológica muy propia del ser humano y que lo diferencia de animales que se adaptaron siendo más fuertes, rápidos,  grades... mientras que la principal característica del ser humano que lo hizo sobrevivir fue su gran intelecto y el posterior desarrollo de la técnica.

Pero la técnica como muchas cosas se diferencia en la razón de su origen y comienzos, con su avance y la técnica actual. Se dice que la técnica actual no es humanizada en muchos casos, por un simple cambio de necesidades, pensamientos y prioridades en la sociedad, ya no es tan necesario saber cazar animales como lo fue hace 10 mil años, en cambio actualmente (siglo 21) se establecen otras prioridades como técnicas de supervivencia en la sociedad actual, como ganar dinero, como ser exitoso. En resumen la técnica no es humanizada, porque hemos evolucionado y cambiado tanto como sociedad, que actualmente parecemos seres ajenos al medio natural.

Artículo de opinión

¿Un futuro perfecto? no ha terminado
Por Manuel San Pedro

 "El esfuerzo de reflexión sobre ciencia, tecnología y sociedad no está exento de dificultades, equívocos y apariencias. Los fenómenos asociados al desarrollo científico y tecnológico son, en buena medida, complejos, opacos y confusos. Muchas tecnologías se nos hacen evidentes a través de artefactos o bien cuando se comprueban sus aplicaciones o las acciones que estas posibilitan. Además, una tecnología puede hacerse tangible a través del inventor, del creador o del científico.
Es decir, las evidencias del desarrollo científico-tecnológico pueden encontrarse en los artefactos, en sus efectos y en quienes los crearon. Pero un abordaje más amplio del fenómeno no puede circunscribirse a esta tríada.
Hay apariencias engañosas en la tecnología, cierta mimetización en sus manifestaciones. En la línea divisoria entre cosa y hombre se habla de “cosificación de lo humano” o de “humanización de la técnica” para nombrar esos territorios híbridos donde el discernimiento entre una y otra dimensión se vuelve dificultoso.
Se considera que la técnica es creación artificial respecto de la naturaleza, por lo que sus expresiones deberían ayudar a diferenciar lo artificial de lo natural. Pero la vida cotidiana está tan atravesada por los fenómenos tecnológicos y sus manifestaciones que, a veces, no se alcanza a discriminar entre un plano y otro. Hay una suerte de “naturalidad de lo artificial” que impide ubicarse en un lugar adecuado para comprender lo que está debajo o detrás de la ciencia y la tecnología.
Esta omnipresencia tecnológica es tan extendida que no aparece como algo extraño o artificial sino como algo natural que ni siquiera es advertido.
Estridente y sutil. La omnipresencia de la tecnología es tanto estridente como sutil. A veces, cuando parece que no se habla de tecnología, se está hablando de ella. Algunas acciones sobre derechos ciudadanos encuentran a la tecnología agazapada detrás de ellos. Veamos tres ejemplos recientes.
Se sabe que existen en nuestro país casi 50 millones de teléfonos móviles, mucho más que el total de la población. Hace apenas 15 años hubiera sido impensable no sólo pronosticar esta situación, sino admitir su propia racionalidad. Pero si bien cuando se analizan estas cifras emerge cierta perplejidad, en lo cotidiano se convive con infinidad de situaciones donde esa perplejidad queda desvanecida.
Recientemente, el Poder Ejecutivo impuso multas monetarias a compañías de telefonía móvil (que no es considerada un servicio público) porque dejaron sin señal a miles de clientes por apenas unas horas. Miles de usuarios recibieron una compensación económica porque quedaron desconectados, es decir, porque vieron afectado algún derecho.
Otros ejemplos de tutelaje de derechos que involucran tecnología pueden observarse en el caso de la sanción de la ley denominada de “muerte digna”, que, más allá de una temática más amplia, supone un repliegue de la intervención tecnológica para prolongar la vida. O, en el otro extremo, un pronunciamiento de la Corte Suprema obligaba a la atención médica de un paciente que por creencias religiosas se negaba a ser receptor de dicha tecnología médica.
Algunos mitos. Hay ciertas opiniones muy extendidas sobre el fenómeno científico-tecnológico que son susceptibles de debates, controversias e incluso refutaciones. Una de ellas es la que afirma que la ciencia es neutral y que sólo la tecnología no lo es.
Los análisis que se centran en las fuerzas e incentivos presentes en los sistemas de desarrollo científico-técnico han acumulado evidencias a favor de la no neutralidad de muchos desarrollos de la ciencia actual.
Otra afirmación muy común es la que señala que el progreso de la ciencia ha implicado un crecimiento similar en la calidad de vida de los hombres y un consecuente progreso social. Si bien se admite que puede hablarse de progreso en la evolución de los descubrimientos científicos y que estos son acumulativos, es incorrecto afirmar que esa evolución haya generado progreso social extendido. Aún subsisten miles de millones de habitantes que padecen condiciones deplorables de salud, vivienda y alimentación, así como un medio ambiente que sufre y no se beneficia del progreso científico.
Se ha instalado también que en la sociedad de la información, esta es cada vez más accesible y gratuita. Sin embargo, muchos consideran que la información relevante en términos de conocimiento científico es cada vez más inaccesible y está protegida por leyes de propiedad. Así, se podría llegar a resguardar el descubrimiento de una secuencia de genoma y volverlo indisponible como bien público.
Otros mitos señalan que estamos viviendo la era del fin de la ciencia como reflejo de una sociedad que ha llegado al fin de la historia en el marco de una época que vive el fin de la modernidad. Tales pretensiones de clausurar bajo un pensamiento único cualquier cambio de paradigma han sido y serán reiteradamente refutadas por el propio desarrollo de la ciencia.
Dos cuestiones centrales. Más allá de los análisis de artefactos, efectos o inventores, es necesario poner el foco también en lo que hay detrás, debajo o atravesando la ciencia y tecnología modernas.
Es conveniente llevar a cabo un análisis no centrado exclusivamente en el hombre y el artefacto, sino en los procesos sistémicos que le dan origen al desarrollo científico-tecnológico concebido como un fenómeno cultural, social, político y económico complejo.
Estos esfuerzos remiten, por lo menos, a dos cuestiones centrales. En primer lugar, comprender la compleja trama del sistema de ciencia y tecnología que su omnipresencia y falsas apariencias no permiten discernir. Es decir, comprender la dinámica de reproducción del fenómeno, los mecanismos de generación, apropiación, difusión y expansión del conocimiento científico y tecnológico.
Hay un segundo aspecto significativo. La ciencia y la tecnología no están sólo guiadas por el amor al conocimiento, la curiosidad, la necesidad de resolver problemas o la actitud innovadora. En ellas reside también la cuestión del poder, como dominio de la naturaleza y potencialidad transformadora, pero también poder económico, político y simbólico que emerge del modo concreto en que se produce y reproduce ciencia y técnica en los sistemas, instituciones y empresas.
Es en este espacio donde se dirime la tensión entre la potencialidad tecnológica, los intereses en juego y la verdadera capacidad para resolver los graves problemas de la humanidad.

Este contrapeso, esta actuación colectiva y consciente involucra la intervención de la comunidad científica, la sociedad civil, los estados y sus instituciones. Sin ese contrapoder, el futuro perfecto prometido por las proezas tecnológicas será realidad sólo para unos pocos" (San Pedro, 2012).


Ejemplo de una técnica humanizada


En este vídeo se muestra como un hospital se preocupa por sus pacientes y usa una técnica humanizada, se dice así porque se está velando por una necesidad no por intereses comunes de alguien.

Trabajos citados

San Pedro, M. (09 de septiembre de 2012). www.lavoz.com.ar. Recuperado el 2015 de 05 de 2015, de www.lavoz.com.ar: http://www.lavoz.com.ar/suplementos/temas/futuro-perfecto%EF%BF%BDno-ha-terminado




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