La Humanización de la técnica
Cuando se habla de la humanización de la técnica, el termino "humanismo" se toma desde un punto de vista exaltado y bueno en otras palabras los humanístico, se refiere al ideal de persona (casi perfecta) que se desarrollado históricamente, entonces si se habla de "humanizar la técnica" se esta hablando de hacer la técnica más humana y como se explico antes, eso sería igual a decir hacer la técnica más acorde a los valores éticos de la sociedad.
La técnica constituyo la primera manifestación que lo separó de los demás animales, desde que el hombre empezó a utilizar herramientas la técnica surgió. Está a su vez fue una adaptación biológica, ósea fue parte de la evolución, entonces en desarrollo de la técnica también debe considerarse como una característica antropológica muy propia del ser humano y que lo diferencia de animales que se adaptaron siendo más fuertes, rápidos, grades... mientras que la principal característica del ser humano que lo hizo sobrevivir fue su gran intelecto y el posterior desarrollo de la técnica.
Pero la técnica como muchas cosas se diferencia en la razón de su origen y comienzos, con su avance y la técnica actual. Se dice que la técnica actual no es humanizada en muchos casos, por un simple cambio de necesidades, pensamientos y prioridades en la sociedad, ya no es tan necesario saber cazar animales como lo fue hace 10 mil años, en cambio actualmente (siglo 21) se establecen otras prioridades como técnicas de supervivencia en la sociedad actual, como ganar dinero, como ser exitoso. En resumen la técnica no es humanizada, porque hemos evolucionado y cambiado tanto como sociedad, que actualmente parecemos seres ajenos al medio natural.
Artículo
de opinión
¿Un
futuro perfecto? no ha terminado
Por Manuel
San Pedro
"El esfuerzo
de reflexión sobre ciencia, tecnología y sociedad no está exento de
dificultades, equívocos y apariencias. Los fenómenos asociados al desarrollo
científico y tecnológico son, en buena medida, complejos, opacos y confusos.
Muchas tecnologías se nos hacen evidentes a través de artefactos o bien cuando
se comprueban sus aplicaciones o las acciones que estas posibilitan. Además,
una tecnología puede hacerse tangible a través del inventor, del creador o del
científico.
Es decir, las
evidencias del desarrollo científico-tecnológico pueden encontrarse en los
artefactos, en
sus
efectos y en quienes los crearon. Pero un abordaje más amplio del fenómeno no
puede circunscribirse a esta tríada.
Hay apariencias
engañosas en la tecnología, cierta mimetización en sus manifestaciones. En la
línea divisoria entre cosa y hombre se habla de “cosificación de lo humano” o
de “humanización de la técnica” para nombrar esos territorios híbridos donde el
discernimiento entre una y otra dimensión se vuelve dificultoso.
Se considera que la
técnica es creación artificial respecto de la naturaleza, por lo que sus
expresiones deberían ayudar a diferenciar lo artificial de lo natural. Pero la
vida cotidiana está tan atravesada por los fenómenos tecnológicos y sus
manifestaciones que, a veces, no se alcanza a discriminar entre un plano y
otro. Hay una suerte de “naturalidad de lo artificial” que impide ubicarse en
un lugar adecuado para comprender lo que está debajo o detrás de la ciencia y
la tecnología.
Esta omnipresencia tecnológica
es tan extendida que no aparece como algo extraño o artificial sino como algo
natural que ni siquiera es advertido.
Estridente y
sutil. La omnipresencia de la tecnología es tanto estridente como sutil. A
veces, cuando parece que no se habla de tecnología, se está hablando de ella.
Algunas acciones sobre derechos ciudadanos encuentran a la tecnología agazapada
detrás de ellos. Veamos tres ejemplos recientes.
Se sabe que existen en
nuestro país casi 50 millones de teléfonos móviles, mucho más que el total de
la población. Hace apenas 15 años hubiera sido impensable no sólo pronosticar
esta situación, sino admitir su propia racionalidad. Pero si bien cuando se
analizan estas cifras emerge cierta perplejidad, en lo cotidiano se convive con
infinidad de situaciones donde esa perplejidad queda desvanecida.
Recientemente, el Poder
Ejecutivo impuso multas monetarias a compañías de telefonía móvil (que no es
considerada un servicio público) porque dejaron sin señal a miles de clientes
por apenas unas horas. Miles de usuarios recibieron una compensación económica
porque quedaron desconectados, es decir, porque vieron afectado algún derecho.
Otros ejemplos de
tutelaje de derechos que involucran tecnología pueden observarse en el caso de
la sanción de la ley denominada de “muerte digna”, que, más allá de una
temática más amplia, supone un repliegue de la intervención tecnológica para
prolongar la vida. O, en el otro extremo, un pronunciamiento de la Corte
Suprema obligaba a la atención médica de un paciente que por creencias
religiosas se negaba a ser receptor de dicha tecnología
médica.
Algunos mitos. Hay
ciertas opiniones muy extendidas sobre el fenómeno científico-tecnológico que
son susceptibles de debates, controversias e incluso refutaciones. Una de ellas
es la que afirma que la ciencia es neutral y que sólo la tecnología no lo es.
Los análisis que se
centran en las fuerzas e incentivos presentes en los sistemas de desarrollo
científico-técnico han acumulado evidencias a favor de la no neutralidad de
muchos desarrollos de la ciencia actual.
Otra afirmación muy
común es la que señala que el progreso de la ciencia ha implicado un
crecimiento similar en la calidad de vida de los hombres y un consecuente
progreso social. Si bien se admite que puede hablarse de progreso en la
evolución de los descubrimientos científicos y que estos son acumulativos, es incorrecto
afirmar que esa evolución haya generado progreso social extendido. Aún
subsisten miles de millones de habitantes que padecen condiciones deplorables
de salud, vivienda y alimentación, así como un medio ambiente que sufre y no se
beneficia del progreso científico.
Se ha instalado también
que en la sociedad de la información, esta es cada vez más accesible y
gratuita. Sin embargo, muchos consideran que la información relevante en
términos de conocimiento científico es cada vez más inaccesible y está protegida
por leyes de propiedad. Así, se podría llegar a resguardar el descubrimiento de
una secuencia de genoma y volverlo indisponible como bien público.
Otros mitos señalan que
estamos viviendo la era del fin de la ciencia como reflejo de una sociedad que
ha llegado al fin de la historia en el marco de una época que vive el fin de la
modernidad. Tales pretensiones de clausurar bajo un pensamiento único cualquier
cambio de paradigma han sido y serán reiteradamente refutadas por el propio
desarrollo de la ciencia.
Dos cuestiones
centrales. Más allá de los análisis de artefactos, efectos o inventores,
es necesario poner el foco también en lo que hay detrás, debajo o atravesando
la ciencia y tecnología modernas.
Es conveniente llevar a
cabo un análisis no centrado exclusivamente en el hombre y el artefacto, sino
en los procesos sistémicos que le dan origen al desarrollo
científico-tecnológico concebido como un fenómeno cultural, social, político y
económico complejo.
Estos esfuerzos
remiten, por lo menos, a dos cuestiones centrales. En primer lugar, comprender
la compleja trama del sistema de ciencia y tecnología que su omnipresencia y
falsas apariencias no permiten discernir. Es decir, comprender la dinámica de
reproducción del fenómeno, los mecanismos de generación, apropiación, difusión
y expansión del conocimiento científico y tecnológico.
Hay un segundo aspecto
significativo. La ciencia y la tecnología no están sólo guiadas por el amor al
conocimiento, la curiosidad, la necesidad de resolver problemas o la actitud
innovadora. En ellas reside también la cuestión del poder, como dominio de la
naturaleza y potencialidad transformadora, pero también poder económico,
político y simbólico que emerge del modo concreto en que se produce y reproduce
ciencia y técnica en los sistemas, instituciones y empresas.
Es en este espacio
donde se dirime la tensión entre la potencialidad tecnológica, los intereses en
juego y la verdadera capacidad para resolver los graves problemas de la
humanidad.
Este contrapeso, esta
actuación colectiva y consciente involucra la intervención de la comunidad
científica, la sociedad civil, los estados y sus instituciones. Sin ese
contrapoder, el futuro perfecto prometido por las proezas tecnológicas será
realidad sólo para unos pocos" (San Pedro, 2012).
Ejemplo de una técnica humanizada
Ejemplo de una técnica humanizada
En este vídeo se muestra como un hospital se preocupa por sus pacientes y usa una técnica humanizada, se dice así porque se está velando por una necesidad no por intereses comunes de alguien.
Trabajos citados
San Pedro, M. (09 de septiembre de 2012). www.lavoz.com.ar. Recuperado el 2015 de 05 de 2015, de www.lavoz.com.ar: http://www.lavoz.com.ar/suplementos/temas/futuro-perfecto%EF%BF%BDno-ha-terminado
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